El acceso a Cuba históricamente ha sido complicado por los controles de seguridad que las autoridades de la mayor de las islas antillanas siempre han implementado.

Por: Piero Trepiccione
La diáspora de venezolanos ha tenido amplias repercusiones en lo interno del país, primeramente, por las consecuencias que trae en el funcionamiento de escuelas, liceos, universidades, empresas, hospitales y un sinfín de servicios públicos y privados que afectan la calidad de vida de toda la población. Pero también externamente y con mayor rigor, por los impactos sociales y económicos que se están generando en los países de mayor recepción de connacionales que buscan escapar de la crisis, ayudar a sus familiares que aún permanecen en Venezuela y conquistar un mejor futuro. Y hay que decirlo, el impacto internacional es quizás la mayor razón de peso que ha cambiado radicalmente la visión geopolítica sobre nuestro país, orientando una nueva correlación de fuerzas en los diferentes organismos hemisféricos y globales que condena categóricamente lo que ocurre en Venezuela.
Colombia, Perú, Chile, Argentina, Ecuador, Brasil, República Dominicana, España, Estados Unidos, Uruguay, Australia, Canadá, Italia, Aruba, Curazao, Bonaire, México, Guatemala, Panamá han sido los destinos que han captado las preferencias de los migrantes venezolanos. Sin embargo, existen reportes de connacionales que se han ido a Qatar, Noruega, Arabia Saudita, Japón, China, Nueva Zelanda, Francia, Marruecos, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Irlanda, Inglaterra, Escocia, Argelia, Finlandia, Alemania, Sudáfrica, Corea del Sur, Indonesia, India, Guyana, Surinam, El Salvador, Costa Rica, entre otros horizontes más apartados. No obstante, la pregunta crucial que se hace en este artículo es el por qué no figura Cuba como destino predilecto de los venezolanos siendo este un país caribeño, con un clima e idioma similar al nuestro y con una idiosincrasia casi común. Ni que decir de la cercanía con las costas venezolanas y la alianza estratégica de los dos gobiernos. Las respuestas pueden ser múltiples.
El acceso a Cuba históricamente ha sido complicado por los controles de seguridad que las autoridades de la mayor de las islas antillanas siempre han implementado. Aunque luego del llamado “periodo especial” que significó un tiempo de grandes sacrificios para la población cubana por el cese de la ayuda soviética, se abrió el país al turismo, no cesaron los estrictos controles de ingreso y egreso de viajeros. Hoy día ingresar a la isla puede ser fácil, pero inmigrar es un proceso mucho más complicado que en el resto del hemisferio. El factor ideológico también tiene sus enormes repercusiones.
Para los latinoamericanos y los venezolanos en particular, la imagen que se tiene de la vida en Cuba siempre ha estado asociada a una dictadura férrea que controla minuciosamente la vida de los ciudadanos. Además, de la no existencia del sector privado ni de la propiedad privada ni de oportunidades para la iniciativa individual. Estas consideraciones siempre han influido para que Cuba no sea un destino de vida más allá de visitas turísticas o por estudios superiores productos de convenios con algunos países de la región o por atención médica. Cuba, entonces, no ha sido receptora de migrantes en los últimos 50 años desde que se instaurara el gobierno de los Castro en la isla.
Todo lo contrario, durante las décadas entre los años 60 y 90, el flujo de cubanos hacia los Estados Unidos y México particularmente ha sido extraordinario. Aún hoy, muchos cubanos que integran las misiones oficiales en diversos países de la región desertan y se quedan para luego trasladarse a los Estados Unidos o algún otro país que esté lejos de la influencia ideológica de La Habana. Como vemos, la relación “centro-satélite” que se mantiene en el eje La Habana-Caracas hasta en el tema migratorio favorece a quien tiene el control…