Los gobernantes de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y Venezuela, Nicolás Maduro, hablaron a simpatizantes reunidos en la iglesia Riverside en Nueva York, en un evento organizado por IFCO/Pastores por la Paz en el que funcionarios cubanos negaron la entrada a varios medios acreditados de Estados Unidos y Europa.
Fuente: El Nuevo Herald /
“Este es un encuentro de solidaridad…y por lo tanto aquí no hace falta hablar ni de nombres y ni de cargos, aquí todos somos hermanos y hermanas, amigos y amigas”, dijo Díaz-Canel en la iglesia Riverside, según puede verse en videos del evento.
Díaz-Canel hizo un recuento de los temas de política exterior que tocó en su intervención en la mañana ante las Naciones Unidas y las denuncias contra el embargo estadounidense al que se refirió como “bloqueo”, en un discurso centrado en el tema de la solidaridad y en el que no dejó de mencionar su apoyo al régimen de Maduro.
“Hasta la victoria siempre. Thank you very much”, se despidió el gobernante cubano.
En un evento promocionado con el slogan “Cuba habla por sí misma”, miembros del equipo de seguridad del gobernante cubano pidieron a los organizadores que sacaran a representantes de varios medios de comunicación de Estados Unidos y España, que ya estaban instalados dentro de la iglesia. La prensa estatal cubana permaneció en el lugar.
Luego, un funcionario fue mencionando los nombres de los medios que podían volver a entrar, de una lista confeccionada por los organizadores con los medios acreditados para el evento.
Fuera se quedaron periodistas del Nuevo Herald/Miami Herald, el canal de televisión Telemundo51, el sitio digital OnCuba, la agencia española de noticias EFE, así como un equipo de freelancers que estaban preparando una historia para The New York Times. Todos tenían credenciales de prensa otorgadas por IFCO.
“El hecho de que nuestra periodista fuera expulsada no es sorprendente, dada la historia del gobierno cubano de negarnos visas para que nuestros periodistas puedan cubrir noticias desde adentro de ese país”, dijo Aminda Marqués González, editora ejecutiva del Miami Herald y el Nuevo Herald. “Pero es vergonzoso que haya sucedido en un evento en los Estados Unidos y, lo que es más importante, es una oportunidad perdida de cobertura dado que tenemos la audiencia bilingüe más grande con un interés en asuntos de Cuba”.
“Sin embargo, continuaremos cubriendo noticias de gran interés para nuestros lectores”, dijo.
Según una fuente familiarizada con el tema, funcionarios cubanos estaban interesados en coordinar una reunión del gobernante cubano con la junta editorial de The New York Times. La vicepresidenta de comunicaciones de ese diario, Eileen Murphy, dijo que no estaba planificada esa reunión en el periódico.
Inicialmente, voluntarios y miembros del personal de la iglesia Riverside dijeron que los periodistas debían salir porque no había espacio suficiente. Luego, dijeron que eran requerimientos del Servicio Secreto de los Estados Unidos que estaba en el local brindando seguridad al gobernante cubano, lo que después fue negado a el Nuevo Herald por un oficial de esa agencia presente en el lugar. El oficial dijo que no podía impedir la expulsión de los periodistas porque esa agencia no estaba a cargo del evento.
“Son los cubanos. Lo siento mucho”, se limitó a decir Sally O’Brien, miembro de IFCO que coordinó la acreditación de los medios de prensa.
Una vigilante de seguridad de la iglesia escoltó a los periodistas hasta la salida para impedir que “las cosas se volvieran desagradables. Ellos están a punto de volverse desagradables”, dijo. Varios oficiales de la seguridad cubana siguieron a los periodistas hasta la calle.
La fuerte presencia de seguridad dentro de la iglesia aumentó con la llegada sin anunciar de Maduro, quien momentos antes había acusado a EEUU de querer derrocarlo, según dijo en su intervención en la Asamblea General de la ONU. Maduro dejó esperando varias horas a periodistas acreditados en la ONU antes de cancelar una anunciada conferencia de prensa.
“Hoy llegamos en la tarde a Nueva York. Yo tomé la decisión de venir a última hora ayer”, dijo Maduro en la iglesia Riverside. “Tenía muchas ganas de venir por dos razones: primero para traer la verdad del pueblo de Venezuela para exponerla ante Naciones Unidas y…para volver a asistir a esta catedral histórica de Harlem y tener este encuentro junto a ustedes. Y compartir con nuestro hermano presidente de Cuba”.
“Hemos sido víctimas de una gran agresión imperialista pero hoy puedo decir, la revolución bolivariana de Venezuela está de pie, está viva y victoriosa”, dijo Maduro entre vítores y aplausos.
Rumores sobre un encuentro entre Maduro y el presidente Donald Trump fueron descartados en la tarde por la Casa Blanca. En una conferencia de prensa, Trump dijo que “no me gusta lo que está sucediendo en Cuba, y ciertamente no me gusta lo que está sucediendo en Venezuela”.
En el evento en la iglesia Riverside estaba programada una ceremonia inicial con tambores; una intervención del reverendo Michael Livingston, en representación de la iglesia Riverside; y un mensaje de dos doctores estadounidenses graduados de la Escuela Latinoamericana de Medicina en Cuba. La conducción del evento estuvo a cargo de Gail Walker, directora ejecutiva de IFCO/Pastors for Peace y Frank Velgara.
Antes de comenzar el evento, el doctor William W. Sales, Jr., miembro de la junta directiva de IFCO dijo que usualmente asistía a eventos de solidaridad con Cuba.
“He ido a Cuba con las caravanas de Pastores por la Paz y tengo una hija que se graduó de medicina en Cuba. Siempre venimos a estas actividades, es algo que mi familia hace para mostrar apoyo al pueblo cubano, han sido buenos con mi hija”, dijo.
Algunas personas que hacían cola para entrar al evento restaron importancia a la expulsión de los periodistas.
Una mujer que dijo estar interesada en el evento porque en Estados Unidos “no se recibe información correcta sobre Cuba” se encogió de hombros al saber del incidente. La mujer no quiso ser identificada. Un hombre que solo accedió a ser identificado por su nombre, Oscar, dijo que entendía que “algunas veces solo se quiere una reunión íntima”.
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