Por Rodolfo A. Rico / Venecuba
Cuando se piensa en Cuba lo primero que viene a la cabeza seguramente son playas, ron, caña de azúcar, toda una iconografía revolucionaria, carros viejos, la nueva trova cubana y prostitución. Se podría apostar que la exportación de generadores eléctricos o de grupos electrógenos no estaría entre las menciones. Sin embargo, Venezuela entre 2003 y 2014 importó de ese país equipos equivalentes, al menos, a 1.996.075 millones de dólares en generadores eléctricos y 7.791.593 millones de dólares en grupos electrógenos. En la investigación realizada resulta evidente que Venezuela compró a Cuba productos vinculados al sector eléctrico desde antes de la llamada Misión Revolución Energética que inició en 2006.h
Gráfico #1
Desde 1948 existen estudios de ingeniería eléctrica en Venezuela. Y desde 1962, Escuela de Ingeniería Eléctrica en la Universidad Central de Venezuela. Sin embargo, cuando el gobierno de Hugo Chávez necesitó asesoría en el tema recurrió a la consultoría de la Unión Nacional Eléctrica de Cuba.
No importó que la experiencia cubana en generación eléctrica no fuera en las dimensiones de capacidad de producción eléctrica o hidroeléctrica venezolana, que es un sistema mucho más grande que el cubano. No importó nada. A los cubanos se les contrató como consultores o como intermediarios de compras a terceros. La revolución energética significó que hasta para comprar bombillos se usó la intermediación cubana. Los 3 mil expertos cubanos del Convenio Cuba – Venezuela, bien pagados en dólares, sustituyeron a los venezolanos con conocimientos y experiencia en la generación eléctrica en Venezuela.
Gráfico #2
Cuba: el gran intermediario
6.323 millones de dólares. Ese es el monto que le costó la Misión Revolución Energética al país entre 2006 y 2015. En esa Misión usted puede encontrar de todo: 180.2 millones de bombillos ahorradores comprados; pero no se compraron a los fabricantes, se le compraron a la Unión Eléctrica de Cuba. También se compraron grupos electrógenos de generación distribuida, un tipo de generación eléctrica que no estaba contemplada en el Plan de Desarrollo Eléctrico Nacional 2005- 2024, pero no importó, se compró igual. A la Unión Eléctrica de Cuba, por supuesto. Que a su vez se lo compró a fabricantes europeos: Scania (Suecia), MTU (Alemania); Guascor (España); SDMO (Francia); Volvo (Suecia), CYMASA (España). El reporte de la Asamblea Nacional sobre la crisis eléctrica apunta que este tipo de equipos de “combustión interna, cuya vida útil es limitada, mayormente se instalan en arreglos que van desde 6 unidades hasta 60 unidades. Dichos sistemas están concebidos para aportar potencia durante un intervalo de tiempo corto de 12 a 24 horas, por lo que su factor de carga no supera el 30 %”. La frase: “Cuya vida útil es limitada”, suena a paño caliente. Y están por todo el país: 106 están ubicadas en el sur de Venezuela, 147 en oriente, 124 en occidente, 121 y 54 en las regiones insular y Capital, y 285 en los Andes para una capacidad total de generación de 865 megavatios, según dice el informe de Transparencia y que en el de la Comisión Mixta sobre Energía Eléctrica se amplía hasta 1.293 Mw para 2015. Pero según el mismo informe sólo funcionaba a 30 % de su capacidad para 2016 hasta la denuncia de su completa paralización en abril de 2018 por Winston Cavas, presidente de la Comisión de Energía Eléctrica del Colegio de Ingenieros de Venezuela.
La repotenciación de Planta Centro también lleva sello cubano
La Unión Nacional Eléctrica de Cuba también fue la responsable del mantenimiento de la central de turbo vapor, Planta Centro. En la que, a decir del informe de la Asamblea Nacional, “Corpoelec ha invertido ingentes recursos para su repotenciación a través de la participación de la Unión Eléctrica de Cuba sin resultados efectivos”. Con todo debe reconocerse que Planta Centro, desde que fue creada, nunca alcanzó más de 40 % de su capacidad de producción eléctrica nominal. Pero ni siquiera a ese nivel se ha logrado mantener. Para 2017 apenas se alcanzó a producir a 12,88 % de su capacidad, según registra el informe de la AN. Todo se debe a falta de mantenimiento, falta de disponibilidad de repuestos para las centrales que fue muy oportuno para que se requiriera comprar los grupos electrógenos a Cuba, de más difícil mantenimiento por su dispersión que las distintas centrales termoeléctricas que hay en el país.
Cuando se revisa la información disponible sobre las contrataciones, salta a la vista que no toda la información sobre el gasto de la Misión Revolución Energética está justificada. Entre 2006 y 2009 se habían gastado 1.348 MMUS$ según la investigación de la Asamblea Nacional. Entre 2010 y 2014 la inversión adicional fue de 4.975 MMUS$. Pero, según afirman en el reporte parlamentario, esa cantidad adicional no es posible relacionarla con nada ni en las Memoria y Cuentas del ministerio, ni en las de PDVSA. En el reporte de la Asamblea no les queda otra opción que llenar el vacío con hipótesis de en qué se podrían haber gastado esos recursos: bombillos de 10 dólares cada uno, costo hasta 5.5 veces más del kw de capacidad de producción de cada máquina, que se haya gastado en asesorías y formación o una combinación de las dos primeras hipótesis. Lo cierto es que los costos de la Misión Revolución Energética superan con creces los supuestos del Plan de Desarrollo Eléctrico Nacional.
Cuba contagia los apagones
Cuando se revisan los datos de exportaciones de Cuba hacia Venezuela (disponibles en el Observatorio de Complejidad Económica) es posible darse cuenta que la importación de transformadores eléctricos y de grupos electrógenos empezó incluso antes de la llamada Misión Revolución Energética. En 2004 y 2005 ya se había importado grupos electrógenos aunque no representaban, en ninguno de esos dos años, ni 1 % de las exportaciones del segundo rubro, ni tampoco del primer caso. También resulta evidente que hasta que Venezuela empezó a importar grupos electrógenos, Cuba era en lo fundamental un importador para consumo interno, como es posible verlo en sus importaciones durante los años noventa que los cubanos identifican como el “periodo especial”, cuando en la isla se vivía entre apagones. Apagones que ahora vivimos en Venezuela. La Venezuela a oscuras que recibió asesoría cubana.
Gráfico #3
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