Por Rodolfo A. Rico / Venecuba
Con una reunión en la Casa Amarilla de Caracas, el Convenio Integral Cuba Venezuela fue renovado entre el 16 y el 21 de enero. Se trata de la vigésima reunión en la que estuvieron presentes representantes de alto nivel de ambos países. Viceministros, embajadores, vicepresidentes y primer ministro en el caso cubano. El convenio es la piedra fundacional con la que se rigen los negocios de Venezuela con Cuba. Unos negocios que permanecen a costa de Venezuela a pesar de toda la crisis.
La actualización del convenio afina los intereses de ambos países y permite identificar cómo la dictadura de Nicolás Maduro insiste en la contratación de personal de otros países para trabajos que bien podrían hacer venezolanos.
En esta oportunidad son 21 los proyectos del convenio. Una evolución de los diez que contemplaba el convenio original firmado en octubre del año 2000.
El convenio lo enmarca el chavismo en su Plan de la Patria 2019-2021 y la dictadura cubana en el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social de Cuba hasta 2030.
Tras 20 años, ambos gobiernos cifran en 1400 la cantidad de acuerdos registrados. Aunque no deja de llamar la atención que siempre se mencionan los mismos: Barrio Adentro, las misiones educativas, la formación de médicos y los entrenadores deportivos. En ocasiones, también los acuerdos eléctricos y culturales.
Los 21 proyectos para 2020 se discutieron en ocho mesas de trabajo:
- Programa de Servicios Sanitarios.
- Asesoría Técnica al Sistema Público Nacional de Salud.
- Programa de Soporte Eléctrico.
- Programa de formación de Talento Humano.
- Programa de Promoción Deportiva.
- Programa de Promoción Cultural.
- Programa de Fomento Alimentario.
- Programa de Servicios de Apoyo al Convenio.
Los cubanos parecen tener la experiencia para resolver todos los problemas de Venezuela. Se insiste una vez más en el rescate de Barrio Adentro y Maduro vuelve a prometer que los módulos volverán a funcionar.
El convenio también busca garantizar para 2020, 12 proyectos en oftalmología y odontología dirigidos, supuestamente, a todos los sectores de la población venezolana.
En distintas notas de prensa ya se menciona que se espera la contratación de 360 expertos cubanos para el entrenamiento de los venezolanos, de cara a las Olimpiadas de Tokio 2020, entre ellos fisiatras, psicólogos y entrenadores.
En las mesas técnicas del convenio también se habló de que Cuba puede ofrecerle a Venezuela un “programa de asesoramiento en términos estadísticos en los centros hospitalarios”. Es inevitable preguntarse si en el Ministerio de Salud venezolano no hay nadie que haga esto ¿Cómo se toman las decisiones de la salud en Venezuela?
La experiencia de los ingenieros cubanos para un sistema eléctrico como el venezolano ha sido fuertemente cuestionada por expertos en Venezuela; y la solución de grupos electrógenos, como su asesoría para la recuperación de una parte de Planta Centro, resultó en un fracaso para Venezuela, pero en un negocio para los cubanos en vista de los 6.323 millones de dólares que se gastaron, en la llamada Misión Revolución Energética, entre 2006 y 2015. Sin embargó, a la luz de las mesas técnicas, fue una de las asesorías renovadas.
La promoción cultural seguramente viene enmarcada en la Misión Cultura. Una misión fundamentalmente ideológica que busca “hacer irreversible la revolución”.
Aunque no aparece como uno de los ejes de las mesas técnicas, también fueron ratificados los acuerdos bilaterales en materia petrolera y financiera. El mismo convenio de cooperación es petrolero en la medida que se le paga a Cuba con petróleo y derivados. Al parecer Cuba también aceptó recibir los pagos en Petro para las asesorías del sector turismo y comercio exterior.
El convenio integral Cuba – Venezuela es desde el año 2000 un gran negocio para Cuba, en el que ha recibido el equivalente a más de 35 mil millones de dólares, según distintas fuentes; aunque, desde 2012 especialmente, han bajado los ingresos para la isla por concepto del convenio.
Para el gobierno venezolano es sobre todo una manera de conectarse con la épica de la ya envejecida revolución cubana. Una épica que le fue necesaria para validarse ante buena parte de la izquierda mundial. En medio de la crisis venezolana, el gobierno busca mantener sus negocios con Cuba, y en lugar de aplicar medidas “contracíclicas” que recomienda cualquier manual para estimular la economía local, invierte en la dictadura de La Habana.
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