Por Rodolfo A. Rico
Dos países. Dos revoluciones. Dos cárceles. Mientras en Holanda van desapareciendo las prisiones o las alquilan a otros países, o Noruega es el mejor lugar del mundo para estar preso, Cuba y Venezuela tienen récords negativos. Por una desproporción de prisioneros en relación a su población en el caso cubano o porque tropezarse con la policía venezolana puede ser muy letal. Si no te matan antes de entrar a una prisión, te pueden matar en la prisión. Dicen que un país se conoce por sus cárceles y por cómo tratan a sus presos. Esto es lo que sabemos de Cuba y Venezuela.
En el podio
Cuba tiene 510 detenidos por cada 100 mil habitantes, según datos oficiales, lo que pone a este país entre los mayores carceleros del mundo: Estados Unidos (665), El Salvador (604), Turkmenistan (552), Islas Virgenes (542), Thailandia (526), y finalmente Cuba. Aunque los cálculos de la ONG española Prison Defenders suben al podio a la gran antilla del Caribe, con 710 presos por cada 100 mil habitantes.
En Venezuela hay 178 detenidos por cada 100 mil habitantes, si se considera la cifra de habitantes de 2017 según el Instituto Nacional de Estadística (lo que no considera los casi 6 millones de personas menos que hay en el país). Pero es una cifra que está cerca del promedio mundial de 145 detenidos por cada 100 mil habitantes.
En Venezuela, la mayoría de los detenidos lo están sin sentencia definitivamente firme (hasta 63 %), en Cuba, por el contrario, la mayoría es de sentenciados.
Cuba con una población que apenas sobrepasa los 11 millones de habitantes (11.059.062 para julio de 2020, según estimaciones), tiene 200 centros de detención. Venezuela, que según estimaciones de CIA Factbook tendrá poco más de 28 millones para julio de este año, tiene 58 centros de reclusión. La población de reclusos en Venezuela ha pasado de los 57 mil 96 de 2017 a los 46 mil 665 que registra el Observatorio Venezolano de Prisiones en 2018.
El resumen mundial de prisiones (World Prison Bfrief, en inglés) dice que la cifra más reciente disponible sobre Cuba es de 2012 y alcanza los 57.337 reclusos. En tanto la ONG Prison Defenders dice, en enero de 2020, que la cifra es de 90 mil presos en cárceles y más de 37 mil 500 condenados con medidas domiciliarias. Esta última ONG dice que sus datos son provistos por altos funcionarios del gobierno cubano, aun cuando no son datos reconocidos oficialmente.
Ni Venezuela ni Cuba reconocen la existencia de presos políticos. En un repetido juego de palabras insisten en que lo que hay son “políticos presos”. Una lista del Observatorio Cubano de Derechos Humanos identifica para febrero de 2020 a 126 presos políticos en la isla. En tanto que el Foro Penal Venezolano listaba para el 17 de febrero de 2020 a 351 presos políticos.
En Venezuela disparan a matar, en Cuba los fusilan
En Cuba existe oficialmente la pena de muerte, que regresó de manera más amplia a la legislación con la revolución cubana. La constitución de la dictadura de Fulgencio Batista decía que no se podía aplicar, pero mencionaba excepciones a militares, traición y tiempos de guerra.
La nueva Constitución del año 59, tras el triunfo de la revolución cubana, ampliaba esas mismas excepciones y añadía que podía ser usada contra miembros de la dictadura anterior al 59, a quienes la defendieran, intentaran restaurarla o bien contra quienes trataran de subvertir el orden constitucional o quienes espiaran en tiempos de guerra.
En las reformas del año 76 y 92, la pena de muerte no aparece explícitamente mencionada, pero la jurisprudencia cubana la ha validado, siendo que los últimos fusilamientos se aplicaron en 2003. El fusilamiento es la forma escogida para sentenciar a los que categoriza el Estado como delincuentes.
En Venezuela no hay pena de muerte. El país es identificado como abolicionista. Sin embargo, la actuación policial y el número de muertes en las cárceles parecen contrariar en la práctica lo que dicen los principios de la Constitución.
Entre 1999 y 2018, el Observatorio Venezolano de Prisiones contabiliza 7 mil 280 muertos en establecimientos penitenciarios. Y para citar un ejemplo de la letal actuación policial venezolana, la Fuerza de Acciones Especiales (FAES), sólo en 2018 asesinó a 208 venezolanos, según reporte especial de la ONG PROVEA.
Pero eso es solo la punta del iceberg, porque el informe de la Alta Comisionada de Derechos Humanos, Michele Bachelet, cita fuentes oficiales que indican 5 mil 287 muertes en 2018 por “resistencia a la autoridad”, una categoría en la pueden estar muchas ejecuciones extrajudiciales.
Las organizaciones no gubernamentales creen que, si esa es la cifra oficial, la situación puede ser mucho peor. Con esas cifras no hay que ser un estadístico para identificar que es más probable morir en Venezuela, con la actuación policial que, en Cuba, fusilado.
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