Por Rodolfo A. Rico

Enemigo externo y control. Todos los enfermos vienen de afuera y no hay suficiente información pública. Aunque es posible conocer mejor de los contagiados cubanos que de los venezolanos. Y es que al menos en Cuba publican la información, aunque traten de aparentar de que todo está normal.

Lo malo siempre viene de afuera

La estrategia del enemigo está tan enraizada en Cuba y Venezuela que lo primero que hicieron ambos gobiernos fue insistir en que el virus viene de afuera. Lo cual es una obviedad siendo que no es un virus endémico en ninguno de los dos países.

La información de los infectados que llegan y los locales es útil para entender la velocidad de la propagación. Así que el relato que tratan de imponer es que el virus no se ha propagado.

De la normalidad y de la acción

Mientras que Cuba hace esfuerzos por aparentar normalidad, según denuncia Yoani Sánchez en 14 y medio, en Venezuela quieren mostrar que son un gobierno de acción y con mayor velocidad han tomado la decisión de poner en cuarentena el país en una nueva batalla.

Los cubanos, preocupados por el turismo y su imagen de centro de salud mundial, han sido más lentos en reaccionar y parecen hacerlo en cámara lenta, quizás para mostrar que tienen todo bajo control.

Además, mientras la dirigencia política venezolana parece hacer parte de una comedia de situaciones, dónde no hay expertos en salud declarando (salvo el ministro Alvarado que decía que era poco más que una gripe), los voceros se contradicen con las cifras y procedencia. Y hasta Nicolás Maduro le da credibilidad a un charlatán que cura el cáncer, el VIH, y el COVID-19 con malojillo. 

En Cuba han cuidado que enfermos que están siendo atendidos declaren, que la prensa cubana se pliegue toda a reproducir todo lo preparado que están para la contingencia sanitaria, porque Cuba, mientras “se salva, salva a los otros”, y por eso manda a sus héroes médicos, que combatieron el ébola en África, para Italia. Aunque mientras eso sucede, no se consigan en una farmacia medicinas para un enfermo cardíaco, se consiguen en cualquier farmacia del mundo.

Revoluciones ancianas

Más de 20 % de la población cubana es mayor de 60 años. Y hay consenso entre los expertos que, con la diáspora venezolana de cerca de 5 millones de personas, la población en Venezuela ha envejecido notablemente.

Eso ubica a una buena parte de la de ambos países entre los grupos de mayor riesgo.

Y sin agua

El agua es un problema en Cuba y Venezuela. En la isla se trata de problemas de sequía y suministro. En Venezuela la falta del líquido es una de las razones por las cuáles más se protesta, según el Observatorio Venezolano de Conflictividad. Un grave problema cuando la recomendación sanitaria principal es lavarse las manos con frecuencia.

Cuba exporta médicos, Venezuela los importa

Mientras en la estrategia de simulación cubana de normalidad, Cuba exporta médicos a la Lombardía italiana (y hace un despliegue informativo al respecto), Venezuela los importa, de Cuba, de China y de Rusia. Aunque hay que decir también que la diáspora médica venezolana en Italia se puso a disposición del gobierno lombardo para apoyarlo en las necesidades sanitarias.

El lío del interferón

Corrió como la pólvora que los cubanos tenían la cura contra el COVID-19: El interferón, que está siendo usado en China y, por supuesto, dirigentes de la dictadura de Maduro se encargaron de reproducir, aunque luego los cubanos se encargaron de desmentirlo, no sin antes recordar al mundo los logros de la investigación biomédica cubana.

Y es que el Interferón se usa como parte del tratamiento en China, pero no es ni una cura, ni una vacuna, tampoco el que se produce en el mundo es sólo cubano, pero, y ahí está el detalle, hay una empresa chino cubana que lo produce y está integrado al sistema sanitario chino. Y, por supuesto, no importa que su uso para el COVID-19 no se haya estandarizado, Venezuela ya anunció la compra de un lote del Interferón cubano.

Grandes ausentes: Castro y Cabello

Tanto Venezuela como Cuba han tenido otra cosa en común en esta crisis. Dos de sus hombres tras el poder, Raúl Castro y Diosdado Cabello, están desaparecidos del mapa y no se han dejado ver; lo cual es por lo menos sospechoso y alimenta todo tipo de especulaciones: ¿Estará Diosdado Cabello enfermo? ¿Por qué Castro, que sigue siendo el máximo responsable según la constitución cubana, no aparece?

En ambos países, en las dos dictaduras, lo que viene faltando son debates serios, plurales, en torno a las decisiones que se toman en torno al COVID-19. Menos control y más democracia.