Por Rodolfo A. Rico
En Cuba, a los periodistas los citan y les ponen multas. En Venezuela los detienen sin orden judicial y son agredidos por informar. Y es que, tanto en la isla como en Venezuela, junto con la pandemia del COVID-19 aumentaron los ataques a periodistas y a la libertad de expresión.
En Cuba, para multarlos se basan en el decreto Ley 370 que regula la informatización y el uso de internet en la isla, que prohíbe “difundir, a través de las redes públicas de transmisión de datos, información contraria al interés social, la moral, las buenas costumbres y la integridad de las personas”. Pero este decreto que se usa para acosar periodistas no está integrado en el Código Penal de la isla.
Entre el 15 de marzo y el 15 de abril, 62 han sido los periodistas agredidos en Venezuela según informa la seccional Caracas del Colegio Nacional de Periodistas. Los agresores son funcionarios públicos en su mayoría: Guardias Nacionales, CONAS, Policía Nacional Bolivariana, Policías Municipales, funcionarios de civil o partidarios del gobierno.
Un reporte más completo del Instituto Prensa y Sociedad de principios de mayo da cuenta de la vulneración a los derechos informativos del primer cuatrimestre: 35 en enero, 33 en febrero, 37 en marzo y 41 casos en abril.
Durante el mes de marzo hubo en Cuba al menos 15 periodistas agredidos por su trabajo, generalmente citados por la Policía Política y la Policía Nacional Revolucionaria, según se desprende de los informes de la Asociación Pro Libertad de Prensa de Cuba que detalla un registro mensual, al que hay que agregar la lista de periodistas “regulados” que tienen prohibición de salida del país, que suman unos veinte según la misma organización.
El informe para el mes de abril no ha sido aún publicado por la organización cubana, pero el monitoreo de medios de la isla confirma el incremento. Yoani Sánchez, editora de 14 y medio, así lo describe: “En tiempos de epidemia, en Cuba los reporteros independientes reciben más citaciones policiales que de costumbre y los internautas que reportan los errores oficiales son amenazados con castigos ejemplarizantes.”
Todos los medios cubanos resaltan la multa a la periodista Mónica Baró, ganadora del Premio Gabo, por la fuerte suma de la multa unos 120 dólares. Y vale la pena resaltar que no fue por un artículo publicado, sino por comentarios realizados en su Facebook.
El acoso como estrategia de censura
La estrategia se repite una y otra vez: los detienen cerca de sus casas o los citan para que se presenten en una comisaría. Una vez allí, cuando el detenido se autocalifica de periodista independiente, lo acusan de mercenario, de antipatriota, los retienen por horas sin mayores explicaciones y, cuando los liberan, los citan de nuevo para otro día.
A veces también les anuncian que podrían acusarlos de “peligrosidad social”, el equivalente cubano de lo que alguna vez fueron los “vagos y maleantes” en Venezuela. La “peligrosidad social” es usada, según las ONG de derechos humanos interesadas en lo que ocurre en la isla para detener a activistas pro democracia.
Durante todo 2019, en Cuba fueron agredidos 159 periodistas que la Asociación por la Libertad de Prensa clasifica: de arrestos arbitrarios (41 casos), allanamiento de vivienda (2), interrogatorios en estaciones policiales (25) e interrogatorios en otros sitios (13).
En tanto, el Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela contabiliza en 2019 “12 meses que comprendieron 512 violaciones por uso abusivo del poder estatal, 326 por agresiones y ataques contra periodistas y medios de comunicación social, 81 limitaciones de acceso a la información pública, 70 casos de censura previa, 21 acciones legales administrativas, 15 casos de censura interna, cuatro casos de impunidad y tres de censura indirecta”.
Las dictaduras del continente no sólo anunciaron los casos por el Coronavirus en la misma semana, sino que han seguido similares estrategias de control social y a la libertad de expresión.
El más reciente reporte del índice de libertad de prensa de Reporteros sin Fronteras destaca el comportamiento de los gobiernos autoritarios en el mundo: “Los gobiernos autoritarios ven en la crisis sanitaria la oportunidad de aplicar la famosa ‘doctrina del shock’: aprovechar la interrupción de la vida política, la consternación de la población y el debilitamiento de los movimientos sociales, para imponer medidas que sería imposible adoptar en condiciones normales”.
El mismo informe de RSF sobre Cuba y Venezuela, de manera específica dice: “hay países como Cuba o Venezuela en los que los gobiernos ejercen una presión permanente sobre los medios de comunicación e intentan censurar por todos los medios a la prensa independiente”.
Ni en Cuba y Venezuela se mata a periodistas como en México o Centro América, sólo se les acosa para hacerles la vida y el trabajo imposible.
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